martes, 25 de junio de 2024

Usan el miedo para manipular

Hajo Meyer, judio sobreviviente de Auschwitz, explica como se dio cuenta que los sionistas eran nazis: "Me di cuenta que en Israel habia verdaderos nazis, los vi como nazis porque conozco a los nazis, yo crecí en la Alemania nazi, puedo olerlos desde muy lejos solo por las palabras que usan y como usan el miedo para manipular."



La regla de oro es una máxima moral presente en la mayoría de las culturas del mundo: "Trata a los demás como te gustaría que te trataran a ti". Esta regla de oro tiene una versión negativa: "No hagas a los otros lo que no te gustaría que te hicieran a ti". 

El nacional socialismo era y es una ideología supremacista basada en una supuesta superioridad de la raza blanca. Propugna mantener separadas a las "razas" para mantener la pureza de las mismas. Algunas tribus de África tienen ideas parecidas. El sionismo, una ideología supremacista judía surgida en el Imperio Austrohúngaro, se hizo eco de las ideas que circulaban en Centroeuropa y las trasladó a la situación del pueblo judío. La idea romántica de que los pueblos tenían "alma", se sumó, en el caso judío, a la epopeya nacional que se refleja en sus libros sagrados. Por lo tanto, el supremacismo encontró en el concepto de pueblo elegido la legitimación de sus ideas.

Usan el miedo para manipular

Si somos un pueblo debemos de cohesionarnos. El miedo es un fantástico aglutinador. Cuando tu intento de manipular a las masas para cohesionarlas te convierte en un asesino, toda tu legitimación se viene abajo. Aquellos que violan la regla de oro de la ética se apartan de una ley que debe de regir para todos. 

Las organizaciones coercitivas utilizan el miedo al otro para aglutinar a sus adeptos y adoctrinarlos sin que puedan escuchar voces críticas, voces ajenas al líder o a miembros aleccionados de la secta. Es un mecanismo de control mental siempre presente en las organizaciones coercitivas. 

La interacción como método para desprogramarnos

Es muy interesante leer esta carta abierta, de la que rescato, por su especial interés, este párrafo que reproduzco entre comillas a continuación: "Me llamo Jennifer Helfand. Soy estadounidense, judía y fui "educada" en una sinagoga sionista conservadora de EE.UU. Viví en España hace veinte años y desde entonces he vuelto varias veces. De nuevo estoy en España y acabo de leer su carta. Su escrito me horroriza por muchas razones. Hace muchos años, el judaísmo significaba mucho para mí. Soñaba con ser rabina y establecerme en Israel. Recibí clases en una sinagoga donde la política sionista y la religión judía estaban fusionadas por completo. Empecé a entender la realidad sobre el Estado de Israel y las mentiras infames con las que mi escuela hebrea me había adoctrinado tras visitar Israel y conocer personalmente a los palestinos. Los palestinos y palestinas que - me gustaría añadir - me devolvieron la parte de humanidad que mi adoctrinamiento religioso/político había intentado extinguir.". 

Conocer personalmente. Ahí está la clave. Poder salir de la prisión de las organizaciones coercitivas practicando la regla de oro de la ética. Cualquier propuesta política, o religiosa, o de lo que sea... que no tenga en cuenta al otro, o lo que es peor, que directamente los demoniza... está orientándose hacia un tipo de organización coercitiva. 

Lo coercitivo es una manera de interactuar. No nos engañemos. El ejército es una estructura coercitiva y es lógico que así sea. En donde hay jerarquía hay coerción. El sistema se maneja a base de palo y zanahoria. La gran mayoría de las organizaciones humanas tiene estas características. El problema es cuando estas organizaciones son utilizadas para fines sin ética.


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