Primero fue Copérnico y nos dijo que la Tierra no estaba en el centro del universo. Darwin nos explicó que nosotros no aparecíamos como especie por efecto de una decisión divina. Freud nos dijo que nuestra consciencia no era lo único que había en nuestro pensamiento. Hoy en día la robótica acentúa la crisis del valor del trabajo. Crisis que ya había empezado a sentirse durante la revolución industrial y se plasmó en el
movimiento ludista, aquel que propugnaba la destrucción de las máquinas. Hoy nos parece irrisorio. Sin embargo el impulso que ha tomado la robótica hace que los teóricos de la economía digan que ciertas profesiones van a resultar inútiles tal como las conocemos hoy en día. ¿Qué será de los albañiles cuando las casas las hagan impresoras 3D gigantes? ¿Para que servirá levantar una pared de ladrillos? Salen noticias de
software que sirven para generar noticias. En el artículo dicen que eso le permitirá al periodista tener más tiempo para escribir artículos complejos. De alguna manera el periodista anticipa la angustia que genera saber que tu trabajo ya no tiene valor.
LA GENTE PAGARÁ EN EL FUTURO POR TRABAJAR
Los robots se unen a Copernico, Darwin y Freud en su efecto de despojar al hombre de su centralidad. Ahora el valor del trabajo de un hombre es relativo. La máquina hace que sea el hombre el que tiene que repensar su valor. Si el valor del trabajo de un hombre se ha devaluado la solución que propugnan algunos es la de dar un salario social para que todos podamos consumir lo que las máquinas producen. ¿Todos? O solo los ciudadanos de países en donde están los robots produciendo? Este salario universal dependerá de los países, y los países dependerán de cuán estancas sean sus frontera para mantener ese estado de cosas.
Lo mismo que en tiempos de los luditas se crearán asociaciones para presionar colectivamente contra los dueños de las máquinas y contra los trabajadores extranjeros. Es la eterna lucha de las sociedades de oprimidos frente a las sociedades de opresores. Esta lucha se acentúa si el modelo económico imperante es el de un sistema que promueve escasez como medio de generar un mercado ilimitado. Para que exista mercado tiene que haber valor y el valor se da cuando un recurso es escaso. La economía de la escasez en contraposición a la economía de la renovación.
Si la capacidad de producción es infinita gracias a la robótica, el precio ya no estará en el producto, el valor y el precio estará en el mercado de trabajo. Tener trabajo será lo valioso.
En un mundo así tendrán que cambiar los dioses. Los que intuían cómo Copernico, Darwin o Freud minaban la solidez de sus creencias estaban en lo cierto. El "Te ganarás el pan con el sudor de tu frente" Genesis 3:19 tendrá poco sentido cuando se establezca la renta universal. El mundo, la explicación del mundo, será diferente y así tendrán que ser los dioses.
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Viñeta del dibujante Roto |
Y cambiarán los cuentos pero los personajes de las fábulas seguirán siendo los mismos. Lo importante será que la engañifa sea consistente y que todos nos la creamos. Solo así habrá orden y los humanos seguiremos reproduciéndonos y los dioses seguirán recibiendo sus ofrendas.
HIPERREGULACIÓN MALICIOSA
Os dejo aquí el
enlace de una noticia sobre este tema: Las normas o requisitos deben ser enrevesados y ambiguos para permitir
cierto grado de discrecionalidad a la hora de conceder permisos y
licencias. El fenómeno es tan antiguo que ya fue señalado por el
historiador romano
Cornelio Tácito: "
Corruptissima re-publica, plurimae leges" (
cuanto más corrupto es un país más leyes tiene).