Escribo en Google "Quien obedece no se equivoca" y las primeras páginas que salen en el buscador son de blogs católicosblogs católicos. Si entramos en estos blogs vemos una preocupación constante que se resume en: el Señor no quiere ese tipo de frases como por ejemplo: “quien obedece no se equivoca”. Esto es así porque en nuestra sociedad la obediencia es más importante que la responsabilidad individual y el resultado. En entradas previas he tocado estos temas:
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Valores que hay que potenciar en la universidad
Task Force y la autonomía operativa
Solamente en libertad se puede cumplir con el deber
Hay un aspecto que no había tocado antes y es la aversión que tiene el latino a asumir la culpa. No queremos asumir la culpa porque sería aceptar que hemos tenido iniciativa y si asumimos la culpa el jefe automáticamente tiene que impartir un castigo, si no no es jefe. El jefe da un latigazo simbólico al subordinado que admite que no ha obedecido, porque si obedeces no te equivocas y si asumes la culpa es que te has equivocado. Como podemos ver es un razonamiento falaz muy perverso.
En las películas y series norteamericanas se observa otro tipo de comportamiento: el subordinado asume la culpa y su comportamiento es alabado por jefes y compañeros. Esto sería impensable en nuestra sociedad. Aquí trataríamos de echarle la culpa al compañero. Sinceramente creo que la postura anglosajona es la correcta. La cultura anglosajona está imbuida del concepto de "task force", es decir, autonomía operativa: vete, haz lo que tengas que hacer y trae los resultados. Esta cultura prima la responsabilidad, prima el reconocer los fallos y hay algo grandioso en ello.
Reconocer los fallos
Cuando reconocemos los fallos fortalecemos la confianza en nuestros subordinados y en nuestros jefes. Es un planteamiento ético muy interesante. No se exige que el empleado sea impecable por que NO EXISTE NADIE IMPECABLE. Todos fallamos, lo que debe de ser impecable es la confianza entre unos y otros. Ese espíritu es el que permitió que empresas que fabrican productos muy muy complejos y que tienen que funcionar a la perfección como un avión prosperasen. Veamos el caso de Boeing.
En Boeing está ocurriendo lo mismo que ocurrió con las empresas de automóviles de Detroit: que en esas empresas han dejado de mandar ingenieros y ahora mandan financieros. El ingeniero es una persona acostumbrada a pensar en controles y calidad de productos. El financiero solo piensa en maximizar beneficios, a toda costa. El "a toda costa" implica mentir si mintiendo los beneficios suben. Resultado: la compañía se hunde por los fallos en el producto y la desconfianza de los consumidores.
Para detectar fallos en las compañías se debe de implementar una cultura que acepte los fallos de sus empleados. El espíritu debería ser: si reconoces que te equivocas todos nos beneficiamos y se crea una atmósfera de honradez y seguridad. En las empresas en donde a la persona que reconoce que se ha equivocado, o que hay fallos en el sistema se la señala como un aguafiestas, o lo que es peor, una persona desleal, son empresas que tienen un problema. Nadie se va a responsabilizar. La cultura será la de echar balones fuera, la de culpar al compañero para evitar ser señalado, la de castigar al que se equivoca. El resultado son los fallos, los productos defectuosos, la desconfianza, tanto entre los trabajadores como la de los consumidores.
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