miércoles, 28 de noviembre de 2018

Programas de vinculación con la comunidad: en la calle codo a codo somos mucho más que dos

En las universidades ecuatorianas es obligado realizar programas de vinculación con la comunidad. Los alumnos deben de realizar 16 hr por semestre. Un semestre empieza el 20 de septiembre y acaba el 20 de febrero, por ejemplo. La idea es que la universidad comparta, a través de sus estudiantes, el conocimiento con las universidades. Una idea altruista. El problema estriba en que el altruismo es difícil de articular. ¿Qué incentiva el altruismo? A la mayoría de los alumnos lo único que les interesa es cubrir esas horas obligatorias. A los profesores cumplir con las horas de vinculación obligatorias. A los funcionarios que controlan los proyectos de vinculación les importa tener constancia de las actividades para poder hacer seguimiento y presentar los informes al CEAACES si fuese necesario. Lo último que importa en todo el proceso es la comunidad. Se cometen varios errores: 1. llevar a las comunidades a alumnos sin interés, dejar que los líderes comunitarios instrumentalicen la visita de la universidad para fines políticos o evangélicos, tratar a las personas como objetos de estudio.

Todos estos problemas descansan en un primer error: tratar a los participantes como irresponsables que tienen que ser supervisados. En este sentido, los anglosajones han desarrollado un concepto, el task force, que evita este problema. El task force consiste en dar autonomía operativa a los integrantes del proyecto, no supervisarles y simplemente evaluarles por los productos obtenidos.

¿Cómo sería un enfoque task force en un proyecto de vinculación con la comunidad?

Se le dotará a cada líder de proyecto el presupuesto solicitado y libertad para su manejo. Se evaluará exclusivamente los productos obtenidos. Se le dará toda la libertad para contar con los colaboradores y estudiantes que necesiten. Ninguno de los participantes estará obligado. A los participantes se les incentivará académicamente de alguna manera por su participación. FIN.

En la calle codo a codo somos mucho más que dos

Los programas de vinculación con la comunidad son muy interesantes, pero se tienen que hacer bien. La oportunidad de crear vínculos con las personas, con las culturas, con los saberes es un antídoto contra la soledad que se sufre en las sociedades urbanas. Tratar con personas implica crear una comunicación, situarse al mismo nivel que tu interlocutor, abandonar el prestigio y la autoridad que se asocia a la palabra universidad.

Las interacciones altruistas tienen éxito si se dan en un tiempo y espacio determinado

Me explico. Si vivimos en un pueblo tenemos que ser amables con nuestros vecinos porque en algún momento vamos a necesitar de ellos. Si vivimos en una ciudad cada vez que torcemos la calle vamos a interactuar con otras personas. Si en un pueblo una mujer al salir del cuarto de baño, mete la falda por dentro de los panties, esa anécdota se va a recordar por años. En una ciudad, si sales de esa guisa a la calle, solo van a saber de tu metedura de pata las personas que te hayan visto en esa calle. Doblas la esquina, con la falda bien colocada y ya todo es normal.

Por este motivo, sería necesario que los profesores de la universidad tengan alguna relación vecinal con las comunidades en las que trabaja la universidad

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