La estadounidense Janet Lee Dupree tiene 72 años y un problema financiero que no la deja tranquila: debe US$16.000 en préstamos estudiantiles que adquirió en 1971 y 1972.
Esta habitante de Citra, Florida, admite que en esos años no se preocupó mucho por pagar los US$3.000 que pidió originalmente para completar sus estudios universitarios en español, pues era alcohólica y luego fue diagnosticada con VIH.
"Realmente se me había olvidado (la deuda), para decir la verdad", le explica a BBC Mundo Dupree, quien lleva 13 años sobria y reconoce que ahora siente la necesidad como cristiana de solucionar todos sus asuntos pendientes.
Sin embargo, no ha podido cancelar ese préstamo, por el que fue declarada en incumplimiento de pago o default, y desde que cumplió 65 años se le ha descontado parte de su seguro social para ese fin.
"Recientemente recibí una notificación según la cual van a embargar mis ingresos porque todavía estoy trabajando", añade esta terapeuta en abuso de sustancias.
Ella asegura que le tocará seguir empleada "hasta que la salud resista" y hoy trabaja 30 horas semanales para una entidad sanitaria en Ocala, Florida.
Lejos de ser un caso aislado, la situación de Dupree es comparable a la de unos 706.000 hogares en Estados Unidos que son liderados por una persona mayor de 65 años y tienen deudas estudiantiles, según un estudio publicado en septiembre por la Oficina de Responsabilidad Gubernamental (GAO, por sus siglas en inglés), el brazo investigativo del Congreso.
El lastre de una deuda
Esta cifra es pequeña cuando se compara con los 22 millones de hogares endeudados en los que la cabeza de hogar tiene menos de 64 años, pero no por ello deja de ser un problema significativo.
En 2005, los adultos mayores debían en préstamos estudiantiles US$2.800 millones, mientras en 2013 esa cifra se había disparado a US$18.200 millones.
La mayor parte corresponde a dinero que ellos utilizaron para su propia educación y sólo un pequeño fragmento fue destinado a la de sus hijos o nietos.
Además, según le explicó a BBC Mundo el autor del informe de GAO, Charles Jeszeck, es más probable que los ancianos caigan en incumplimiento de pago cuando son comparados con otros grupos.
Si se les empieza a descontar dinero de su pensión u otros beneficios sociales, esto puede dejar a algunos con ingresos por debajo del límite de pobreza, obligarlos a extender su vida laboral e impedirles ahorrar para otros fines.
Las razones por las que terminan endeudados son variadas: algunos decidieron volver a la universidad de adultos y los pagos se realizan durante varias décadas.
Otros no pudieron cumplir con las cuotas por problemas severos de la salud, dificultades asociadas al desempleo o los efectos de la reciente recesión económica en el país.
Jeszeck agrega que como uno de cada ocho prestatarios entre 25 y 49 años cae en default, muchos terminan entrando a la tercera edad con el lastre de una deuda.
"El infierno financiero"
Rosemary Anderson, de 57 años y empleada de la Universidad de California, Santa Cruz, se siente afortunada de no haber caído en default pero ya sabe que sus deudas la acompañarán en la vejez.
Entre 1991 y 2000 pidió prestados US$64.000 para completar su carrera universitaria y su maestría en comportamiento y desarrollo organizacional.
Pero luego vino el "infierno financiero", como ella lo define en diálogo con BBC Mundo.
Se divorció de su esposo de 24 años, se enfermó, debió parar de trabajar por un tiempo y se le redujo su salario por cuenta de la crisis financiera.
Con el tiempo se vio en problemas para pagar sus cuotas y lleva ocho años prorrogándolas en acuerdos con el Departamento de Educación.
Su deuda, en estos momentos, es de US$128.000.
Hoy, tanto Anderson como Dupree piden algún tipo de asistencia adicional para solucionar sus crisis financieras.
Recientemente el Departamento de Educación reiteró que es "una prioridad importante" ayudar a los adultos mayores que regresan a la universidad.
"La Ayuda Estudiantil Federal está comprometida en su trabajo con prestatarios mayores para ayudarles a que entiendan y manejen sus deudas", dijo ante un comité del senado William Leith, encargado del tema en el departamento.
Y una portavoz de la entidad le dijo a BBC Mundo que en general hay "muchas opciones de repago, incluidas las que están basadas en ingresos, así como programas de condonación".
En el Congreso se han discutido medidas para afrontar los problemas de los préstamos estudiantiles.
Mientras, Rosemary Anderson confiesa que está muy preocupada por su situación y nunca imaginó que estaría con estos problemas a esta edad.
Agrega que la palabra "retiro" no está en su vocabulario y no anticipa que podrá eliminar su saldo.
"Cuando me muera, las deudas se morirán conmigo", dice. "Nunca viviré lo suficiente como para pagar mi préstamo".
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