miércoles, 26 de diciembre de 2012

Preparacionistas: los paranoicos de la hecatombe

Reproduzco este artículo de Rui Ferreira publicado en El Mundo hace tres días.

Mike Holland, un preparacionista de Carolina del Norte, revisa sus reservas. | Reuters . 


En Estados Unidos se calcula que cerca de tres millones de personas se preparan para lo peor. Se llaman a sí mismos 'preparacionistas' -'preppers', en inglés- y hay quienes, además, se 'apellidan' 'supervivientes'.
La raíz del fenómeno va mucho más allá del asunto de la profecía mayay los que creían que este viernes el mundo se acababa. Los 'preppers' creen que el cataclismo mundial es inevitable, ya sea por un colapso económico global o un desastre natural de proporciones catastróficas, el hundimiento de la corteza terrestre tragada por gigantescos volcanes o una apocalíptica guerra en Oriente Próximo.
La única solución es prepararse para la eventualidad, dicen. Para ello han construido refugios subterráneos y hacen acopio de armas, grandes cantidades de víveres y agua, gasolina y todo tipo de parafernalia que les permita sobrevivir en un hipotético futuro mundo hostil. "Esta gente cree que va a haber cambios de grandes proporciones y que ellos han sido los elegidos para sobrevivir. Dicen que por su dios, pero lo cierto es que esto va más allá de la irracionalidad, porque nadie sobrevive al fin del mundo", explica a ELMUNDO.es Daniel Álvarez, profesor de Teología de la Universidad Internacional de Florida.
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Raciones de emergencia de comida, habituales entre los preparacionistas. | Reuters
Hay dos tipos de 'preparacionistas': los que se organizan para hacer frente al fin del mundo sin la certeza absoluta de que vaya a haber un cataclismo pero con la creencia de que, aun así, es mejor ser precavidos; y los fundamentalistas, más conocidos como 'supervivientes', que asumen abiertamente la necesidad de prepararse porque están llamados, por un ente desconocido, a ser los únicos a 'sobrevivir' al cataclismo. Están seguros de que ese es su destino.
"Lo creen de verdad. Miran hacia el futuro del mundo como si la llegada de un anticristo destructor fuera inevitable. Son los más peligrosos porque están poniendo en riesgo su familia y hasta a la sociedad", enfatiza Álvarez.
Entre los 'preparacionistas' se encontraba, al parecer, Nancy Lanza, la madre y víctima del joven de 20 años que la semana pasada asesinó a sangre fría a 20 niños y seis adultos en una escuela de Newtown en el estado de Connecticut. "Esa mujer tenía un arsenal en casa porque creía que iba a sobrevivir al Apocalipsis. Estaba tan obcecada con ella misma que no percibía la paranoia de su hijo", dice este experto de la Universidad de Florida.
Nancy, según ha relatado su cuñada a diversos medios anglosajones, había transformado su residencia en una fortaleza. "Nancy tenía la filosofía de una 'superviviente'. [Por eso] se dedicaba a almacenar armas para la defensa. Hacía acopio de comida. Creció en la campiña de New Hampshire, era diestra en el manejo de las armas y hablaba constantemente sobre los 'preppers' y la necesidad de estar lista para el colapso de la economía", detallaba Marsha Lanza a un diario británico.

'Lo que quiero es que mi familia sobreviva'

"El mundo se va acabar y tenemos que defendernos, porque sobrevivir es la única alternativa que nos queda. A mí no me interesa si nos entienden o no. Lo que quiero es que mi familia sobreviva", dice Michael, un 'preparacionista' que vive en el estado de Montana, a ELMUNDO.es. Insiste en mantener su identidad oculta, "para que no me jodan la existencia. Ustedes los europeos no nos entienden", explica en una conversación salpicada de palabras malsonantes. Michael no tiene claro cuándo se va a acabar el mundo. Pero tampoco parece importarle mucho. "Toda especie, humana o no, nace y muere. No somos diferentes. Pero como seres racionales, debemos estar listos y preparados por si alguien, o un desastre natural, nos quiere destruir", explica.
En general, Michael está a la defensiva: "Joder, amigo. No me acorrale. Todo el mundo está contra nosotros. La naturaleza y la política", contesta cuando se le pregunta si no cree que sus postulados puedan parecer 'ridículos' para el resto del mundo. Es posible que, en parte, gente como Michael se sienta estimulada por la difusión que ha tenido últimamente su peculiar forma de afrontar el futuro. Todas las semanas en al menos en dos programas de televisión el público tiene oportunidad de ver como los 'preppers' se preparan para el fin del mundo.
Uno de ellos se centra en mostrar cómo acumulan avituallamiento,construyen refugios y entrenan a sus familias para 'sobrevivir', incluso recurriendo al manejo de armas. Otros, con un ángulo más comercial, les enseñan a construir y comprar mecanismos de 'defensa', como los refugios subterráneos pre fabricados. Se han transformado en estrellas de televisión.
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Phil Burns, instructor de tiro y preparacionista, muestra su máscara para purificar el aire. | Reuters

Un nicho de negocio

"Todo esta preocupación se ha transformado en un negocio. A causa de ellos han surgido decenas de empresas que se aprovechan de sus temores", apunta Álvarez. 'Preparacionistas' y 'supervivientes' se organizan y comunican a través de las redes sociales. Han creado innumerables páginas en Internet donde convocan reuniones para intercambiar experiencias, aunque el mundo no se haya terminado, en todas ellas se promociona la venta de todo tipo de parafernalia diseñada para la supervivencia. "Venden de todo. Desde refugios subterráneos hasta pastillas para el agua [...]Es un negocio", insiste Álvarez.
La llegada de Barack Obama a la Casa Blanca ha contribuido a la radicalización de los 'preparacionistas'. "En este movimiento no he visto ningún negro. Son todos blancos, campesinos blancos poco educados, con una mentalidad muy extremista", señala a ELMUNDO.es el analista Alejandro Armengol. Pero, además, el fenómeno tiene un antecedente histórico: la amenaza atómica y el miedo a los 'rojos'.
Todo comenzó en la década de los años 1950, cuando la Guerra Fría comenzó a 'calentarse' y la propaganda estadounidense esgrimió el 'peligro soviético'. En esa época, revistas como 'Mecánica Popular' publicaron los planes de cómo construir refugios atómicos y los niños en las escuelas aprendían a protegerse bajo los pupitres para protegerse de la supuesta deflagración de una bomba nuclear.
Hoy día, como recuerda Álvarez, los miedos se mantiene. "Con el final de la Guerra Fría, esa gente apenas ha cambiado de temores. No hay amenaza atómica, pero les queda el fin del mundo. Es la misma mentalidad. Ridícula, pero peligrosa. Hemos institucionalizado la estupidez", sentencia.

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