- Se describe al científico como un santo laico. En la mente del periodista, al menos del español, está la imagen de D. Santiago Ramón y Cajal. Un hombre heroico, abnegado, tenaz. Es inconcebible leer una crítica a estas "personalidades meritorias". La ciencia ha escapado de ese corsé creando su Premios Antinobel, en los que se ríen de los artículos científicos más irrelevantes y estúpidos. Se han creado los Famelab en donde científicos hacen humor a partir de sus trabajos.
- Se crea una imagen de una ciencia capaz de transformar todo lo que toca. Es el tecnooptimismo
- Es muy difícil encontrar polémica en las noticias sobre ciencia. En ciencia nos enfrentamos constantemente con un sector del público que sospecha de nuestra actividad por encontrarla alineada con el poder. Ahí hay un filón.
- Remarcar la precariedad de los investigadores como si fuese algo que solo se pudiese arreglar aumentando la financiación pública. Ahí nos encontramos con un problema de mala gestión del capital humano. ¿Se ha abordado este problema desde nuevas ópticas? Los periodistas tratan este problema como si fuese la "pertinaz sequía" o cualquier tópico.
- En periódicos locales la ciencia sólo es noticia si uno de los investigadores es de esa localidad.
- Fotografías de los científicos principales en bata (los científicos principales muy raramente usan bata) rodeados de sus colaboradores. Fotografías de laboratorios con luces azules y ambiente "High Tech".
¿Es posible producir una noticia científica sin caer en los tópicos?
Noticia extraída de La Vanguardia de México. |
Un periodista tiene que generar noticias. Los investigadores deben de ser rigurosos a la hora de comunicar sus resultados. Estos dos enfoques chocan, es por eso que los periodistas no quieren hablar con científicos y a los científicos les cuesta hablar con periodistas. Si un periodista dice que tu trabajo "Cura el cancer" te está metiendo en un aprieto. Hay miles de investigadores trabajando en cancer. Si un titular dice que tu trabajo ofrece una cura al cancer está mintiendo y de paso te está dejando quedar como un engreído. El cancer es una enfermedad multifactorial. En el caso de que un investigador hiciese un avance fundamental nunca sería fruto de su trabajo exclusivamente. El periodista tiende a hacer creer que si, pero para el científico ser expuesto de esa manera es algo embarazoso cara a sus colaboradores. Son dos mundos y cada uno tiene sus particularidades.
Lo primero para evitar estos tópicos y errores es que periodistas y científicos se sienten a hablar y se conozcan. Obviamente no todos los científicos sirven para comunicar. Es una labor del periodista localizar a aquellos científicos que sean aptos para ser fuentes. Que sean personas rigurosas pero también personas con capacidad para crear analogías que hagan que un trabajo lo pueda entender "hasta mi abuela" como diría Einstein.
¿Por qué no presentar una noticia de ciencia como si fuese prensa rosa, prensa deportiva? ¿Por qué no buscar un enemigo (pseudociencias, abuso de posición preponderante...) y contrastar posturas enfrentadas como se hace en la sección nacional o internacional?
Este post me parece especialmente interesante, porque ya cansa tanta pseudodivulgación científica cotidiana.
ResponderEliminarComo dices, la imagen ofrecida es la de santidad laica, tecnooptimismo cuasi-religioso (la ciencia nos salvará de todo lo salvable), frenado sólo por escasa inversión. ¿Qué día hay en que no nos anuncien que se ha descubierto el gen de algo con lo que sería probable curar un determinado cáncer en cinco años?
Hay la falsa sensación de que el progreso científico es directamente proporcional a la cantidad de dinero que se invierte en él, pero esa inversión suele hacerse precisamente en lo que más retrasa a la propia ciencia: una visión corto-placista y dirigida esencialmente a ciencia aplicada.
En cuanto a la imagen de tanto científico que sale en la tele o periódicos también es llamativa: Los hay que responden con corbata y pipeteando mientras que otros separan su mirada por un momento del microscopio. También hay los grandes "modestos" (los peores) que hablan sin parar de intencionalidades celulares que ellos tratan de regular.
Mientras tanto, como bien dices, nadie alerta de algo que sí salvaría vidas: los peligros de la estupidez que suponen las pseudociencias.
Un abrazo