Madre e hija quemadas con ácido por padre y marido en Irán |
Algo tiene esta fotografía que me afecta muchísimo. En este momento, en el que se retira de los planes de estudio la filosofía, tenemos que darnos cuenta de que los desafíos del futuro están supeditados a que los hombres replanteemos nuestros esquemas en el siglo XXI. La testosterona, que podía ser de utilidad cuando nuestras sociedades estaban basadas en hordas de cazadores, está de más. El concepto honor, propio de sociedades patriarcales está de más, sobre todo si es responsable de esta desgracia. Dos mujeres quemadas, dos vidas arruinada y sin embargo ese beso es todo un reconocimiento a lo que significan los auténticos valores de amor y maternidad. ¿Para ese padre estaban antes la defensa del honor que su deber de padre?. Ser padre es amar y proteger, y ser padre está por encima de cualquier otra consideración.
Me provoca dolor obviamente, y me preocupa que el debate sea la economía, la tecnología, las relaciones de poder. El debate es la responsabilidad individual, el debate es si queremos que perduren modelos caducos, modelos basados en sociedades de pastores del oriente medio. Por eso son importantes las humanidades. Por eso es importante saber pensar bien. Por eso determinar nuestras escalas de valores es fundamental.
La ciencia es un buen método de generar conocimiento, pero no es el único. Existen los conocimientos cualitativos, no basados en la capacidad de medir. Los conocimientos basados en cualidades implican establecer jerarquías, mapas de relaciones. Es una disciplina intelectual compleja que muchas veces exige desarrollos lógicos complicados. Todo esto se está perdiendo con la glorificación de las ciencias cuantitativas. Perdemos la capacidad de pensar más allá de los datos.
Esta foto me recuerda que debemos procurar que sean más las mujeres que estén en puestos de decisión política. Debemos procurar mantener a los sociópatas lejos de los centros de decisión, lejos de los púlpitos, lejos de las columnas de opinión de los diarios. Y no niego que estructuras de poder femeninas, las familias son un buen ejemplo de ello, pero reconozcámoslo: ellas violan menos, matan menos por honor y este tipo de crímenes (como el que aparece en la fotografía) es prácticamente nulo en el caso de las mujeres.
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