Fig. 1. España viró de una sociedad coercitiva a otra democrática. El efecto de este cambio se deja ver en estas dos películas.
La sociedad española hizo un viaje desde la España rural franquista, en los años 60, a una urbana y democrática. Pasamos de una sociedad coercitiva a otra basada en reglas y en la reciprocidad gracias a tres factores:
1 Petroleo barato
2 La revolución verde
3 Reducción del número de hijos por familia acrecentó la sensación de bienestar económico y por tanto de estatus
En 2024, estos tres factores se han invertido:
1 Fin del petroleo barato
2 Cambio climático afectando a las cosechas
3 Aumento de la población anciana
YanisVaroufakis ha escrito "Tecnofeudalismo". En este libro plantea el comienzo de una nueva era con inquietantes características feudales. Desde esta perspectiva, los capitalistas dependen ahora principalmente del poder político establecido y de las rentas para extraer capital. De confirmarse, esta forma de extracción feudal representaría un drástico alejamiento de los mecanismos convencionales del capitalismo. Y, lo que es más importante, marcaría un alejamiento de los atributos fundacionales del capitalismo, como la competencia y la innovación.
La soledad dentro de las sociedades coercitivas
En su novela "Rojo y negro" Stendhal nos muestra que, en Francia en el siglo XIX, la única manera para hacer fortuna para un joven pobre pero con ambiciones es la carrera eclesial, vistiendo la negra sotana, o en el ejército, vistiendo la roja casaca. La meteórica (atención spoiler) carrera de Julian Sorel acaba cuando asesina a la que fue su primer amor en un acto de despecho. Es como si hubiese aparcado sus sentimientos bajo la sotana y después bajo la casaca militar, pero como decía aquella litografía de Castelao "Eu bebo para afogar as penas pero as condenadas aboian", en castellano, "yo bebo para ahogar las penas pero las condenadas flotan". El inconsciente se revela y genera un monstruo
Ernst Jünger, escribió "La emboscadura". En varios de sus libros, la figura del emboscado es un tema recurrente. Básicamente, un emboscado es una persona que está integrada en una estructura coercitiva y sin embargo, es capaz de preservar su criterio y su independencia personal. Obviamente, si la estructura coercitiva es monstruosa, ese emboscado cometerá monstruosidades. Será un monstruo, pero con criterio e independencia personal... como si eso importase después del hecho de ser un monstruo.
El individuo es una pieza dentro de una sociedad coercitiva. Recuerda a una especie de autismo social
Video 1. Olivia, una joven con autismo, es parte del documental "El amor en el espectro".
Si tenemos que manejar la variable coerción, a la hora de entender cómo una sociedad se organiza, tenemos dos libros que se sitúan en las antípodas, en lo que a esta variable se refiere. Uno es "1984" y el otro es "Un mundo feliz". La novela de Orwell, 1984, recrea un mundo en una sociedad coercitiva. El mundo feliz de Huxley, recrea una sociedad, abierta y libre, en la que sus individuos se organizan de dos maneras, la primera, reaccionando a estímulos placenteros, y la segunda, porque la natalidad está controlada por el estado que se encarga, mediante el oxígeno que reciben los fetos, organizar la sociedad en castas. A principios de los años cuarenta, el escritor Christopher Isherwood, amigo de Huxley, lo introdujo en la literatura mística hindú. Quizás esta influencia le sirvió para entender que el conflicto por el poder que podía desatarse entre los individuos, se minimizaba si la sociedad se articulaba en castas, como el sistema hindú.
Lo coercitivo necesita de la obediencia y la reciprocidad de la inteligencia
Fig. 2. Foto tomada en unas dependencias policiales de Quito, Ecuador. La disciplina también es importante para la gramática.
La obediencia, porque quien obedece no se equivoca, en las sociedades coercitivas y la inteligencia para poder escoger la mejor de las opciones. O dicho de otra manera, la inteligencia para optimizar. En las sociedades abiertas, recíprocas, con una base competitiva, optimizar es un mantra que tienes que cantar si no quieres que, como al camarón, se te lleve la corriente.
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