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martes, 30 de abril de 2019

La culpa es del otro y eso tiene un valor

 A mucha gente joven que todavía no tiene edad de votar pero que ya no son niños, les causa estupor observar que algunos de sus compañeros de instituto proclaman decididos que votarán en el futuro a Vox, la ultraderecha española. Dicen, como argumento, que no quieren que sus impuestos sirvan para pagar abortos. El análisis es que este tipo de alumnos, normalmente malotes, van a votar al partido malote. No es mal análisis.

El alumno malote intuye que, como estudiante mediocre de un instituto público en una ciudad de provincias como, por ejemplo, A Coruña, en donde la mayoría de los mejores puestos se los llevarán los alumnos de los colegios pijos y religiosos, pocas opciones va a tener en la vida ¿Para qué la concordia cuando ya intuyes cual va a ser tu futuro? Mejor definir un enemigo y cuales son tus amigos. De la confrontación seguro que sacas algo. Al menos podrás canalizar tu odio al que intuyes es más débil que tu.

Las series de televisión están continuamente repitiendo ese mensaje: siendo obediente nunca saldrás de la mediocridad. Todos los héroes modernos lo son porque se saltan las reglas. Quieren más y no se conforman. Y no lo hacen por tener más, lo hacen porque luchando se convierten en personas completas. En personas que realizan sus deseos. Reto a mis lectores que me digan un personaje, un héroe de las recientes producciones audiovisuales, que busque la concordia, que respete las reglas y que no sea aburrido, reprimido y poco interesante.
El escritor Phillip K. Dick tuvo una interesante intuición en su novela Podemos recordarlo por usted al por mayor, que sirvió de inspiración para la película "Total recall".

 En un mundo distópico de "Total recall" la humanidad vive en Marte sin atmósfera. Todos tienen que pagar por el oxígeno necesario para vivir. Las autoridades saben que una raza alienígena construyó en el planeta una máquina gigantesca capaz de producir una atmósfera rica en oxígeno pero no quieren que se descubra porque acabaría con el negocio de la venta de oxígeno. De esta manera el autor apunta a una de las principales contradicciones del capitalismo: no se trata de arreglar problemas, se trata de crear necesidades y de que no estén al alcance de todos para que esas necesidades tengan un precio. En ese sentido las políticas de concordia no se entienden en esta lógica en donde la exclusión crea valor y crea un precio. Cuando despreciamos al otro estamos diciendo quien tiene valor y quien no. En el fondo estamos siendo coherentes con el sistema de valores en el que nos desenvolvemos.

Marinetti, autor del manifiesto futurista que inspiró al fascismo italiano, consideraba que la violencia es purificadora. Una interpretación personal de las teorías del darwinismo social,
Vox, y el fascismo en general, promete a sus seguidores ese tipo de vértigo: con la violencia todo puede cambiar. Las víctimas son necesarias para que el héroe vaya realizándose como ser humano. Y como a nadie le gusta matar focas con un palo, lo mejor es considerarnos también víctimas a nosotros mismos, eso hace que no sintamos el dolor de las víctimas. Partiendo del aforismo si no lo hubiésemos hecho nosotros lo hubiesen hecho ellos entonces todo estaría permitido. Así los violentos nunca se ponen en el papel y el dolor de la víctima.

Jason Stanley, filósofo y profesor de la Universidad de Yale, escribió ‘How fascism works. The politics of us and them’ en el que explica cómo el fascismo transmite el mensaje que a cierto grupo dominante les han arrebatado derechos otros grupos normalmente más débiles: feministas, marxistas, liberales, inmigrantes... Muchos de sus argumentos son directamente mentira, pero como evitan el análisis y la reflexión lo sustituyen por un pasado mítico en donde todo era perfecto pero fue arruinado por esos "enemigos" ¿Te suena de algo? Desde este blog hemos tratado de desenmascarar el pensamiento mítico y mágico. La ciencia ayuda en esta tarea. A veces se puede caer en el cientificismo, es decir, en la idea mágica de que la ciencia lo puede todo. Pero bueno, el método científico ayuda a creer en la realidad y a que las afirmaciones se basen en hechos comprobables, y aunque es un sistema de conocimiento imperfecto, al menos, evita las grandes palabras y los dogmas inamovibles, lo que ya es algo.
"Primero, vinieron a por los socialistas, y yo no dije nada porque no era socialista. Luego vinieron a por los sindicalistas, y no dije nada porque no era sindicalista. Luego vinieron a por los judíos, y no dije nada porque no era judío. Luego vinieron a por mí y no quedaba nadie que hablara en mi favor" Poema escrito por el pastor luterano Martín Niemöyer sobre el silencio de los intelectuales alemanes cuando comenzaron las persecuciones de los nazis a grupos escogidos, grupo tras grupo. Fuente


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