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viernes, 29 de marzo de 2019

Mata a los machos, viola a las mujeres

Mata a los machos, viola a las mujeres. Cuando se estudia la evolución de la humanidad utilizando la genética a menudo encontramos que linajes enteros desaparecen. Es el caso del ADN de algunas momias peruanas que tienen marcadores genéticos que desaparecen de las poblaciones subsiguientes. Esto tiene lógica debido al desplome de las poblaciones aborígenes americanas después de la conquista.

Sabemos que las poblaciones de neandertales desaparecen en Oriente Medio y Europa cuando son eliminadas por los Homo sapiens más hábiles técnicamente. Los neandertales no desaparecieron del todo. Muchos de los Homos sapiens violaron a mujeres neandertales y criaron a sus hijos en el seno de su comunidad de Homo sapiens. Por esa razón, cada uno de nosotros lleva un porcentaje de ADN neandertal de hasta un 4%.

Carles Lalueza-Fox en su libro Desigualdad (Crítica), analiza las huellas genéticas dejadas por la desigualdad en los humanos a lo largo de su historia: poderosos contra humildes, hombres contra mujeres y poblaciones tecnológicamente avanzadas contra sociedades tradicionales.

La tribu Yamnaya invade la península Ibérica hace 4500 y se cargó a todos los varones que pudo
En la península ibérica, hace 4000 años desaparece de la población todos los cromosomas Y que había hasta la fecha y son sustituídos por otro tipo de cromosoma Y proveniente de pueblos de la estepa euroasiática. De nuevo, un grupo étnico elimina a los machos y viola a las mujeres. En el País Vasco, el 80% de los varones procede de un antepasado de hace 4500 años, parece que es algo que se repite en toda la peníncula.
¿Quiénes fueron los indoeuropeos?. Fuente: Detrás del dato

La clase media, enemiga de la prole

La prole, según el Diccionario de la lengua española: f. Linaje , hijos o descendencia de alguien. Parece que la superioridad técnica y económica ha sido un factor que ha favorecido hasta que comprobamos que en los países ricos y desarrollados, la natalidad de las clases medias ha bajado desde el 2.1 hijos por pareja, que garantiza el relevo generacional por una tasa de 1.5.

El epítome son los hikikimori, niñ@s, adolescentes y adultos jóvenes que viven encerrados en sus habitaciones en el Japón. Se estima que la cifra está cercana al millón de personas. Pero esto no es todo. El 40% de japoneses en edad reproductiva (de 18 a 45 años) son vírgenes.

A lo largo de la historia han existido comunidades que han renunciado al sexo, al menos en teoría. Monjes y monjas de toda laya se consagraron al cultivo de la transcendencia. Hoy en día, la clase media se sacrifica para tener un master, correr una maratón y visitar el Yucatán. No existes si no consumes experiencias que hagan que tu vida valga la pena. Y claro, en ese esfuerzo sacrifican el tener una familia. La gente rica puede permitirse el lujo de consumir y de crearse una biografía que sus ingresos no comprometen el tener una familia. La gente pobre, como no consume en principio, eso no le dificulta tener hijos, que llegado el caso, pueden ser,  más que un gasto, una ayuda para completar el salario.

El sexo es placer y no reproducción

Por supuesto, y ya no hay vuelta atrás. Con la revolución química que proporcionó métodos anticonceptivos seguros, el sexo perdió parte de su función reproductora. La mayor parte de las veces, la reproducción era un fallo de los métodos anticonceptivos. Teníamos hijos porque éramos unos yonkis de las endorfinas y las sustancias placenteras que produce el cerebro por el hecho de invertir tiempo y esfuerzo en el simulacro de la reproducción. Los asexuales son personas que no sienten placer con el sexo, por ese motivo no lo practican, y también, por ese motivo, son tan pocos: no se reproducen.

La interacción con el porno será cada vez más sofisticadas. Ya no se tratará de muñecas sexuales, sino de programas que tendrán una forma de recompensar el interactuar con ellos, con un regalo químico que nos proporcione placer. Nosotros, ancianos, estaremos sentados en un sofá mientras recreamos digitalmente, no ya a través de una pantalla, sino excitando nuestros recuerdos felices, de juventud y culminando con un pequeño aparato que nos de nuestra recompensa química.

Conquistar un territorio implica eliminar la continuidad cultural y biológica

Mientras que en la evolución histórica humana los hijos significaban poblar y poseer un territorio, en el siglo XXI las cosas están cambiando. ¿Cómo se apropía uno de un territorio? En biología, el territorio está ligado a la reproducción. Se marca un territorio para garantizar un espacio y recursos para la prole. Si no hay proble no hay biología. Así de sencillo. La biología es la continuidad de una información genética en el tiempo. Como decía Juan 1.1 "En el principio fue el verbo" El verbo es información, y es acción y se perpetúa en el tiempo.

Cuando un grupo de homínidos mataba a los machos y violaba a las mujeres estaba dejando su impronta genética y restringiendo la línea de tiempo del grupo rival. Cuando una cultura se impone a otra hace exactamente lo mismo. Consigue que las leyendas, el acervo, la memoria desaparezca para que la cultura invasora pueda desarrollarse en el nuevo espacio.

¿Cómo se apropían de un territorio? Eliminando las culturas minoritarias y eliminando el instinto de continuidad biológica en el tiempo, que es una forma pedante de decir, instinto de reproducción. Eliminamos la continuidad cultural y la continuidad biológica y nos apropiamos de un territorio.

Los prejuicios favorecen cierto tipo de hombres

Aumenta un 2500% la importación de semen norteamericano en Brasil. Igual que ocurrió con los neandertales que poco a poco fueron desplazados, en Brasil las mujeres de alto nivel educativo y económico prefieren comprar semen de hombres rubios porque las estadísticas dicen que si en Brasil eres de piel clara tus ingresos son un 30% más altos. Así, al menos en los estratos sociales más ricos, el aclaramiento de piel es un hecho.

Cuando el estado favorece la disolución de la familia

Cuando el partido socialdemócrata de Olaf Palme creó la socialdemocracia moderna en la que el estado se convertía en el garante de los derechos de los individuos, muy ufanos declararon que los hijos ya no dependerían de sus padres, ni los ancianos de sus hijos, porque el estado se ocuparía de todo. La consecuencia de este tipo de política se puede ver en el documental "La teoría sueca del amor"

La familia es una institución social basada en la reproducción. Es su razón de ser. Sustituir a la familia por la vigilancia del estado es algo que afecta claramente a la reproducción. Me explico. En el video se puede ver como muchas mujeres suecas acuden a un banco de esperma para tener un hijo. Es lo decente y justo. Si planeas tener hijos que vayan a ser exclusivamente tus hijos es lo que deberías hacer y no embaucar a un tonto que finalmente se va a quedar sin hijos y a tener que pagarte una pensioncita. Muchas de las mujeres que conozco, especialmente españolas, quieren lo mejor de los dos mundos: casarse, tener hijos con un padre, divorciarse y quedarse con los hijos y una paguita. Los españoles, que también conozco, son también egoístas y viendo este panorama prescinden de formar familia y se abren una cuenta en el Tinder. Al final, quienes están teniendo hijos son los colectivos más ultraconservadores ligados a Opus Dei, al Islam, los evangelistas, colectivos que mantienen la idea de familia tradicional.
La reproducción sigue abriéndose paso. Los que pueden pagárselo tiene hijos con vientres subrogados, las que quieren tener un hijo compran el semen y los grupos ultraconservadores siguen teniendo hijos a la manera tradicional. De todo ello, lo único que importa es aquello que descubrieron Darwin y Wallace: el futuro es de aquellos que hayan conseguido sacar adelante a sus genes.

Fragmento de la entrevista a Lucía Alcaide Quiroz

"(...) Cuando la Guardia Mora entró en el pueblo comenzó a degollar a todos los hombres y niños, a las mujeres y a las niñas nos encerraron en la casa del cura, eramos unas treinta, nos custodiaba un hombre negro con tatuajes de la Legión en los brazos, apenas hablaba castellano, con una especie de machete doblado nos arrinconó y cuando Matilde Pozas intentó dialogar para que le diera agua a su niña le arrancó la mano izquierda de un machetazo. Afuera se escuchaban los gritos de nuestros padres, hermanos, maridos e hijos, lo veíamos por una pequeña ventana, en fila los iban asesinando entre las risas de los mandos del ejército español y los jefes falangistas, que disfrutaban del "espectáculo" sentados junto a la escalera de la pequeña plaza de toros. La sangre corría por las cuestas de Alfareque, era como un manantial de agua roja, olía a carne destrozada, las cabezas rodaban hasta el riachuelo que estaba detrás de la casa del cura. El sacerdote también contemplaba los crímenes con gesto sonriente, jamás lo entendí, ya que días antes daba la comunión a muchos de los asesinados. Más tarde los moros saquearon la bodega de la cooperativa agrícola de la CNT, sacaron las barricas de vino tinto a la calle, entre gritos de ¡Alá es grande! saciaban su sed de sangre, preparados para sacarnos a la plaza y comenzar la violación múltiple. Yo tenía solo diecinueve años, nunca había estado con un hombre más allá de unos besos furtivos en el cine de los viernes noche. Les pedimos, les rogamos por las niñas, pero fue inútil, ellas fueron las primeras en pasar por aquellas bestias y su deseo criminal, varias murieron desangradas, con las entrañas desgarradas. Jamás había visto algo tan terrible, cada noche tengo el mismo sueño, como si para siempre me hubiera quedado atrapada en aquellos tres días terribles, eternos, innombrables, que solo te he contado a ti con tanto detalle, tal vez me sirva para borrar tanto dolor, aunque jamás pueda perdonar a los criminales..."

Fragmento de la entrevista a Lucía Alcaide Quiroz en La Laguna, isla de Tenerife en mayo de 1979, unos meses antes de fallecer esta gran mujer nacida en una aldea de Sanlúcar de Barrameda.

NOTA: Texto que será publicado en el próximo libro de Francisco González Tejera "Oráculo del olvido", que completará la trilogía "Crónica del genocidio fascista isleño", junto a "Tormenta en la memoria" y Semilla de memoria".

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