La destrucción del científico
Angélica Figueroa 10/11/2009 El País
En estas fechas, muchos científicos en España se ven sometidos a evaluaciones sistemáticas. Estas evaluaciones llegan a individuos con nombres y apellidos que han sacrificado muchas horas de sus vidas en un laboratorio de lunes a domingo, de la mañana a la noche y durante muchos años. Los científicos, después de entregar todo nuestro estudio, tenacidad, buen hacer y, permítanme decirlo también, nuestra inteligencia, nos sometemos entre nosotros mismos a estrictas evaluaciones periódicas donde nos comunicamos todo lo mal que lo hemos hecho. No hay premio de consolación. No nos comunican que, lamentablemente, no hay dinero para investigar, no. Antes de justificar y reconocer esto, nos dicen que no hemos publicado demasiado, o que no tenemos un proyecto suficientemente relevante, o que no somos suficientemente válidos... Después de más de 10 años dándolo todo por la profesión, y es que nunca son suficientes para tener una continuidad laboral digna.El problema no está en que el sistema sea competitivo. Es mucho peor, el sistema es destructivo. Destruye la ilusión de las personas, destruye la valía, destruye la autoestima.
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